Friday, April 13, 2012

La piedra está corrida

Desde muy pequeña me enseñaron la historia de la resurrección. No puedo decir que eso era fe, porque al igual que se enseña de la historia de un país o de una guerra o algún otro acontecimiento se me fue inculcada la religión católica en mi vida. Recuerdo que mi mamá me decía que oráramos cuando sentía miedo aquellas noches oscuras en que no sabía qué podría aparecer bajo la cama o había dentro del clóset. Y se lo agradezco, fueron los primeros instantes de experiencia de fe que tuve.
Como católica praticante me involucré desde los 16 años con la rememoración de Jesús en la cruz, la semana santa y todos los ritos católicos. Anteriormente, sólo me iba de vacaciones con mi familia a La Serena y comíamos mucho pescado. Recuerdo que se debía hacer silencio y eran momentos reflexivos, aunque como niños no lo entendíamos.  Cuando tenía cerca de 5 años, mi madre me cuenta que entramos a una Iglesia y le pregunté porqué lo tenían crucificado, por qué estaba triste y corría sangre. Para un niño suele ser fuerte enfrentarse a la muerte de cruz y más difícil es entender que murió por tus pecados. ¿Mis pecados? ¿a los cinco años? Era difícil comprenderlo.
Con el tiempo fui conociendo lo que era tener fe, me incorporé en las actividades de una parroquia y comencé a vivir un poco más la fe, pero bastante doctrinaria. Increiblemente, cuando tuve una experiencia de sufrimiento fue el único momento en que mi fe se puso a prueba y comencé a comprender de qué se trataba. Cuando miro la cruz puedo ver sufrimiento y a la mayoría nos da miedo mirarlo de frente. Pero ¿qué te pasaría si sabes que ese acto de amor lo hicieron por ti?. Es difícil creer que el amor está crucificado o peor aún, que eso es un gesto de amor. Pero ¿no es acaso cuando están en las malas cuando te demuestran el amor? Esto es concreto, es un signo que recala fuertemente en nuestros corazones cada semana santa.
 Pero nunca había reflexionado, hasta que me lo dijeron, que toda la fe cristiana se resume en que la piedra está corrida.



Un signo que muchas veces para mí había quedado de lado en aquella lectura en que las mujeres van a ver la tumba de Jesús y ven la que la piedra la habían corrido. ¿Qué significa eso? ¡¡¡La resurrección!!! Además de morir por tus pecados, te regala la vida eterna. ¡¡Maravilloso!! Si la piedra no habría sido corrida ¿cómo evidenciamos que Jesús está vivo y ha resucitado?, ¿le habríamos creido al ángel? Creo que esto es un signo muy potente que me ha llegado este fin de semana santo. Dios también puede correr la piedra que tengo en mi corazón, la que me impide realizar el bien y, sobre todo, me impide la conversión. La que me lleva a mi egoismo y a mirarme el ombligo. Cada día, Dios puede remover esa piedra que te enceguece de su verdad y esa es la maravillosa noticia. ¡¡¡Nunca es tarde para vivir en su hermoso amor!!!