¿Quién tocó mi manto?

El Señor la otra vez se acercó a nosotros, estuvo conversando con mis amigos pero quería más de su atención, toqué su manto para que me tomara en cuenta. Él voltió y me dijo: ¿Quién tocó mi manto?, yo no sabía cuán importante era tocarlo, sólo sabía que quería estar con él, que quería su atención y la tuve, fue lo mejor, al tocar su delicado manto una fuerza extraña, luminosa, salió, me quemó el corazón, me hizo temblar y mis ojos brillaron, algo produjo, no sé qué. Ahora te pregunto yo a ti Jesús, has estado conmigo siempre, caminas a mi lado todo el tiempo ¿Porqué nunca te sentí?, ¿Porqué desaprovecho la oportunidad de ser amada por ti?, desde hoy ya no más, y quizás vuelva a fallar, pero siempre recordaré quién transformó mi vida, quién lleno mi corazón de felicidad, de aquel amigo, de aquel maestro, mi Señor Jesucristo: mi Salvador, el que se entregó por mi, y volveré a ti, volveré a tus brazos, aquellos que me reciben siempre, que me dan paz y tranquilidad, esos brazos que me protegen del mal...


Y tocaré de nuevo tu manto, y me sanarás... Gracias Señor por tu inmensa misericordia que es infinita, gracias por unirme a esa gente que necesito, aquella que me entrega amor. Señor hazme ver en cada gente un pedazo de ti, un reflejo del cielo, un corazón amable, ese que tiene nuestro Señor...

Gracias mi Dios!




reflexión última: hay personas de otras religiones que viven la Fe hacia fuera, por decir lo menos, son muy de hablar de Dios y es bkn, esa tranquilidad, yo no digo que seamos parte de ellos, si no que tampoco los critiquemos porque en sus palabras también está el Señor; aprendamos de ellos. La religión nos separa muchas veces, pero nosotros podemos unirnos, porque hay un sólo Dios, un salvador, al cual todos queremos llegar, ya sea concientemente o inconcientemente, porque muchas veces vamos por un camino equivocado buscando la felicidad, pero Dios siempre está ahí llamándote. Escúchalo, abrele tu corazón, él te transformará y te llenará de amor.