¿Dios mio, Dios mio, Porqué me has abandonado?, fueron las últimas palabras de Jesús antes de expirar. Muchos se quedaron con la certeza de que Dios lo había abandonado y se mofaron delante de Dios.
Desde pequeña traté de encontrar la respuesta acertada a esta frase, que cada fin de semana santo lo escuchaba y volvía a preguntarme ¿Porqúe Dios lo habrá abandonado?. Hasta que el otro día obtuve una respuesta, concedida por el Papa Juan Pablo II. Tiene tanta lógica y es un descubrimiento tan grande para mi vida espiritual que quise compartirlo.
Es en aquel momento en que Dios se hace más hombre que nunca, pues recibe todo el peso del pecado, que es alejarse de Dios. Entonces Jesucristo nos trata de demostrar que sin el Padre nos sentimos desolados y traicionados, tristes y perdemos las fuerzas. Pero siempre está la esperanza de que ese pecado va a ser perdonado, porque Dios es rico en misericordia y sobre todo en amor. Entonces uno concibe el pecado de otra forma, ya que mientras más vamos conociendo a Dios, descubrimos lo que nos ama y por ello pecar es hacerle daño. Y nosotros no haríamos daño a la persona que más queremos, cierto?, o al menos no quisieramos hacerlo y sin querer lo hacemos, volvemos a pedir perdón y siempre es aceptado, porque de igual forma TE AMA.
Como una vez escuché por ahí:" lo mejor de un cristiano es que siempre hay una oportunidad de empezar de nuevo" siempre está el perdón (mediante la confesión) ya que Dios nos ama e infinitamente y jamás se cansará, porque es eterno. Lolach
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