Tuesday, February 19, 2008

No os preocupeís.

Simplemente hay cosas que detesto en la vida. Derrepente, para escribir, me hace falta su buen cigarro que deje acumular estas ganas inmensas de querer revelarme. Pero no me gusta, por suerte, creo que sería una adicta al igual que muchas de mis amigas. Cuando las veo fumar se distienden, se relajan, sociabilizan y se encuentran a sí mismas; en cada fumada (por no decir piteada) aspiran problemas y expiran soluciones. Quizás algo de eso tiene el cigarro y por eso muchos no lo quieren dejar. Por mi parte, no pienso fumar para solucionarme la vida. No, creo que no podría.
Me carga que se metan en mi vida, ya tengo casi 21 años y aún mi madre me sigue aconsejando pelotudeces, que probablemente ella cree que son lo correcto. Pero ella está en la etapa dorada del Ser Humano, en donde miramos retrospectivamente nuestra vida y analizamos todo lo que hemos hecho y nos preguntamos ¿quiero seguir así de viejo?, ahí están los remedios que contrarrestan los excesos de la juventud y las dramáticas escenas de espanto ante las arrugas; cremitas por aquí y cremitas por acá. Ella habla desde una situación más bien cómoda. La quisiera ver en mis zapatos con todo lo que siento, pienso y veo. Como es ella no toleraría dar un paso en esa universidad y yo que sigo sus leyes y normas, tampoco es lo que me acomoda pero aún asi me agrada; más que mal es la Chile. Estoy orgullosa de haber entrado a un lugar así, haber salido de esa burbuja que me entregó el colegio y el barrio donde mucho tiempo viví, ahora sé que tan dura es la vida y las distintas realidades que conviven allá afuera (o por lo menos algo).
Demasiado fácil, encuentro yo, moverse dentro de un horizonte tan pequeño como lo es la comuna de La Reina y enterarse de la "realidad" por medio de la televisión. No digo que no se complicado ser madre... Pero creo que conmigo ya cumplió como mamá, ya pasó su época en que podía meterse en mi vida, de todas formas siempre está el discurso "mientras vivas en mi techo, obedeces mis ordenes". Lo malo es que con la mayor, que soy yo, es con quien más cumplen este mandato... Quizás esté dramatizando, lo sé. Pero hay algo que no me gusta es que me digan lo que tengo que hacer porque a ellos si les ha funcionado. Cada uno tiene una realidad distinta aunque sean de la misma sangre y de la misma familia, cada uno tiene su herencia, su destino y camino ¿porqué no dejar hacerlo?. Siempre iré caminando de la mano de Dios, de eso no me olvidaré; así que no os preocupeís.

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