Thursday, August 20, 2009

Tengo algo qué decir

A raíz del trabajo de investigación realizado por Informe Especial, transmitido ayer por TVN, está claro que tengo algo qué decir. Y quizás ustedes esperan que lo haga. Me siento con el deber de defender una institución que me abrió las puertas al verdadero camino.
Ayer se transmitió por el canal nacional un reportaje que acusaba al fundador de los legionarios de Cristo, Marcial Maciel, de pedrástra. No pienso defenderlo, si existen testigos que lo verifican, así debe ser. Creo en estas fuentes que avalan una situación en la que se vieron perjudicados, la realidad con que la narran no creo que sea inventada y como dicen "de todo hay en la viña del Señor" pero no por eso vamos a justificarlo, si más que mal el sacerdote es la figura representativa de Jesùs en la tierra y en la que los feligreses confían al momento de perderse. Es un acto de fe, de creencia y sobre todo, de amor. Y porsupuesto que estas imagenes desprestigian el trabajo de tantos otros sacerdotes que sí dan la vida por Cristo, que se desviven por su amor y por el prójimo. Ejemplos existen varios y en este mes se celebra al padre Hurtado, quien demuestra todas estas características que esperamos de un representante de la Iglesia de Jesucristo.
Porsupuesto que conmociona escuchar los relatos de las víctimas. Niños de apenas doce años eran obligados a realizar masajes al sacerdote por una supuesta "retención de líquido seminal". La impresión es muy grande y hasta ahora viejos, recuerdan con emoción (y trauma) cómo los llamaba para que le tocaran el pene y escroto. Una brutalidad de imagenes se me pasan por la cabeza, en medio de la pena y la asquerosidad que ellos relataban comencé a preguntarme el después de Marcial Masiel. El cardenal Francisco Javier Errázuriz, explicaba que muchos de los médicos que trataban su enfermedad decían que más allá de llevar una vida doble, sufría de personalidades que se contraponían. Existían dos marciales: uno que violaba, ultrajaba, manoseaba a los seminaristas y otro que se mantenía como el ejemplo de los legionarios de Cristo, se codeaba con el Papa Juan Pablo II y lo más terrible, a mis ojos, consagraba el cuerpo de Cristo. Eso fue lo que más me llegó. Como ustedes saben, soy una ferviente cristiana y católica, que asiste regularmente a misa. Medio conservadora, quizás, pero feliz de serlo. Bueno, cuando mostraban las imágenes en que el sacerdote celebraba la misa y alzaba la "hostia", me impresionaba pensar que minutos antes esas manos estaban en las partes sexuales de los niños y que anteriormente a la consagración los había ultrajado. Qué fuerte, qué horrible. Esto denota más bien el desconocimiento de Cristo, del amor y de la verdad. Denota una falta de compromiso bien grande de la iglesia que no tomó cartas en el asunto cuando cientos de seminaristas explicaban lo que estaba pasando dentro de Los Legionarios.
Me da pena pensar que estos casos más que ayudar a la Iglesia Católica a limpiar su imagen, la destruyen y la dejan "encasillada" en los curas pedrástras y de doble vida. Más aún, me da pena que gente ocupe estos argumentos para dejar de participar. Si yo veo violencia hacia los niños, violaciones en la calle, ¿no voy a tener hijos? No porque este mundo esté malo voy a dejar de hacer mis cosas, no porque haya curas pedrástras voy a dejar de seguir a Cristo, que es el fondo principal de este asunto.

1 comment:

Catalina González Salazar said...

Tienes razón, hay de toda en la viña sel señor, y más allá de las creencias de cada uno, no hay duda que existen personas especiales dentro de la Iglesia, así que igual comparto tu pena por lo sucedido. Una lástima -como en todo ámbito- que se ensucie todo con algo tan horrible como eso.
Pero como te he dicho, admiro tu fe ante todo.
Saludos